La historia del licor araucano es larga y se remonta a inicios del siglo pasado, cuando Fritz Hausser, inmigrante alemán de Valparaíso. Se estableció en la calle Esmeralda, cerca de la plaza Aníbal Pinto y abrió la farmacia «El León», en la que a mediados de la década de 1920 creó y comenzó a desarrollar el famoso licor «Araucano», pensado siempre como un bajativo estomacal.
En la década de 1940, Hausser muere y la receta fue vendida a la familia Leporatti, para luego ser comprada por Virgilio Brusco, inmigrante genovés, quien se encargó de producir el licor en su compañía familiar.
Emilio Brusco, su hijo, estuvo a cargo del departamento de Química Analítica de la UTFSM hasta 1994. En ese momento decide hacerse cargo de la empresa familiar. Hoy sigue trabajando junto a su hijo. La empresa produce más de 30 licores distintos que distribuyen a bares, restaurantes, chocolaterías y también en grandes cadenas del retail.
La fábrica por fuera parece un galpón más, similar a otros de la calle Yungay. Es un edificio de 101 años. Al ingresar pareciera que uno entrara a un set de una película de época. Piso de madera y techos altos, los típicos que hay en las construcciones antiguas de Valparaíso. Entramos en una oficina que se nota que tiene sus años. Los estantes con folios y carpetas que uno supondría llevan años sin moverse de lugar; fotografías antiguas, incluyendo la de Virgilio Brusco. Recuerdos, copitas de cristal y más muebles llenos de papeles.
Conversamos con Emilio Brusco, padre, y también con Emilio hijo. No hay tiempo para rodeos. El tema central es el licor araucano, así que después de los saludos de rigor le comento que por internet y la prensa, casi todo lo que se hablaba era lo mismo: la historia, que es una empresa muy antigua, que el licor Araucano es bueno y emblemático del Puerto, así que lo ideal sería conocer algo más.
Coctelería
“La verdad es que Chile no es un país muy consumidor de licores. Aquí lo que se toma es pisco, vino y cerveza”. Según él, ahora recién se están poniendo de moda los licores de este tipo. El Araucano es un bitter, de origen alemán. Éstas son bebidas alcohólicas con esencias de hierbas y de sabor amargo.
Ambos comentan que la producción está a full y que han superado la producción de otros años. Si el 2016 eran 9.000 botellas mensuales, ahora son 24.000. Han implementado una nueva embotelladora, pero los métodos tradicionales se siguen manteniendo.
“Es porque ha habido un realce de la coctelería. Ahora se están abriendo más y más bares donde ya no te sirven solo una piscola o un pisco sour, porque no los consideran cócteles. Y por ahí se ha ido metiendo el licor Araucano, porque los bartender están comenzando a incluirlo en sus tragos, a jugar, a experimentar”, dice Emilio hijo.
En un país donde lo usual era tomar vino tinto y blanco, malta y pilsener, la clave de estos últimos tiempos es la diversificación y la innovación. En esa línea, Emilio hijo muestra un video de Maldito Barman, donde prepara un cocktail con pisco, licor araucano y yerba mate. «Estas son las instancias en las que queremos posicionar el licor Araucano, entrar en la coctelería, buscar otro público», dice.
Marketing
“El mundo de los licores está dominado por las marcas, no así el de los vinos, que es un mercado más abierto. Pero en el de los licores, las dos distribuidoras líderes son Diageo y Pernod Ricard, y ellas manejan todas las marcas. Entonces meterse es difícil y más encima con un producto que se llama Araucano. Tendríamos que hacer marketing afuera y si ya no lo hacemos bien acá mismo, es difícil que resulte afuera”, aclara Emilio padre.
Y es verdad. Ellos reconocen que no han trabajado en una estrategia de marketing. “Ustedes, los periodistas, nos han hecho el marketing a nosotros”, dice. A pesar de eso, no significa que les vaya mal. Distribuyen en grandes cadenas de supermercados en la región, como Jumbo o Líder, aunque el grueso de las ventas está en Santiago.
Quizás sí, el Araucano tiene un perfil bajo, pero a través de su historia cuenta con varios galardones y premios, en concursos extranjeros y nacionales, demostrando que es un producto que destaca por su calidad. Un ejemplo reciente es la medalla de plata que ganó el 2017 en el Spirits Selection by Concours Mundial de Bruselas.
Producto de nicho
Hay varias historias de extranjeros que han quedado maravillados con el producto. Nicolas Palazzi llegó hace un año a la puerta de la fábrica. Proveniente de una familia coñaquera de Burdeos, se instaló en Nueva York para vender sus productos. Le habían regalado hace años una botella de Araucano y se encantó, y como se dedica a exportar licores de productores pequeños, llegó hasta Chile solo para llevarse un poco de Araucano a Estados Unidos. Y así lo hizo. Lo terminó repartiendo por todo el mundo.
“El otro día llegó un amigo de mi hijo, y le dice: -oye, estuve en un bar de bíteres, en Alemania ¡y había Araucano!”, dice riendo don Emilio. Y aunque no exportan a gran escala, existe cierta demanda en el extranjero, aunque a Europa, por ejemplo, llega con el nombre de Brusco, porque un francés patentó el nombre Araucano.
¿Piensa retirarse don Emilio?. “Mi abuelo y mi padre trabajaron hasta el último día, y seguramente me pase lo mismo”, comenta.
Pocas cosas han cambiado en el edificio de la empresa. En el segundo piso están los barriles de maceración. Entre ellos hay un pequeño espacio dedicado a la mezcla de las distintas hierbas, y eso es todo. El lugar es pequeñísimo y parece más una casa que una fábrica. Así, igual, era en el siglo pasado. Los inmigrantes llegaban y ponían sus negocios en la primera planta y a la familia en la segunda. Es más, don Emilio comenta que él vivía aquí de pequeño. “Si yo nací en el segundo piso”, dice.
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