Por Alejandro Villarroel Castillo
Ingeniero Comercial MBA
Director regional SENCE Valparaíso
Sin lugar a dudas este año debería transformarse en un período muy fecundo en cuanto a crecimiento, desarrollo y empleo. El COVID-19 debería entrar en retirada a partir del segundo semestre, gracias a las asertivas y exitosas políticas públicas implementadas en relación a la vacunación, manejo sanitario, apoyos al mundo empresarial y laboral entre otras.
A lo anterior debemos sumar la reacción positiva que desde la actividad económica ha tenido nuestro principal socio comercial: China; cuyas proyecciones de crecimiento explosivo, ha levantado el precio de la libra de cobre cercana a los US$4 , reactivando proyectos que estaban postergados por temas de rentabilidad y por expectativas, situación que ha cambiado favorablemente, encontrándonos incluso en mejores posiciones sanitarias y fiscales que los países que también son productores de cobre como es el caso de Perú.
Todo lo anterior, nos hace afianzar la idea , que nuestro PIB estará más bien cercano a un crecimiento del 6% que a aun 5% , lo que se traduce en mayores empleos no solo en este sector industrial si no, por un efecto multiplicador, en la activación del transporte, servicios y comercio entre otros. Lo anterior nos permite proyectar la recuperación de miles de empleos en los diferentes sectores industriales, esperando acercarnos a cifras más adecuadas no solo desde las estadísticas, si no también de lo social.
No obstante lo anterior, no es desconocido el hecho de que existen dos grupos que han sido más dañados no solo por la pandemia, sino también por factores culturales; estos son los jóvenes, que triplican porcentualmente las cifras de desempleo, para lo cual existen programas para facilitar su incorporación al mundo laboral; si no también de las mujeres, que han postergado su re incorporación al trabajo, en muchos casos por propia decisión, pero en otras por condiciones de las mismas empresas y temas culturales que las han llevado de manera injusta, a asumir funciones familiares en el cuidado de los hijos menores, adultos mayores y enfermos. Si a esto sumamos la disminución de la actividad en extremo de las salas cunas y jardines infantiles, esto es aún más grave.
Por ello, nuestros esfuerzos son implementar políticas e instrumentos que faciliten la re incorporación y la incorporación de mujeres en el mundo laboral, con capacitaciones y esfuerzos, que rompan la exclusividad de los varones en algunos sectores económicos como el transporte, la construcción y la minería entre otros. Además, el lanzamiento del Subsidio PROTEGE, permitirá financiar el cuidado de los niños en edad pre escolar y la reapertura de jardines y Salas Cunas, complementa este programa, ofreciendo la opción de un lugar seguro y digno para los menores de nuestro país, que permitirán a sus mamás concurrir a sus lugares de trabajo sin el temor natural de no tener con quien dejar a sus hijos.