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Turismo y Paz

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Por Peter Bravo Villarroel, Académico de la Universidad de Valparaíso

El turismo ha sido impulsado por los constantes avances tecnológicos, las vacaciones pagadas y el inagotable deseo de explorar nuevos horizontes. Tras la Segunda Guerra Mundial, la expansión de la industria ha sido notable, convirtiéndose en un motor económico crucial para muchos territorios. Sin embargo, este crecimiento también ha generado tensiones en algunas comunidades que han visto cómo el turismo masivo amenaza su estilo de vida y cultura. La reciente temporada de verano del hemisferio norte nos dejó algunas postales de ciudades europeas, en las cuales los residentes han expresado su frustración ante la saturación turística causada por la gran cantidad de visitas.

 

Además, el turismo plantea desafíos urgentes en cuanto a la sostenibilidad y el uso responsable de los recursos naturales. El crecimiento desenfrenado ha transformado muchos destinos turísticos en mercados de consumo masivo, agotando recursos que, en muchos casos, no son renovables. La Organización Mundial del Turismo (OMT) advierte que “la sostenibilidad es fundamental para que los destinos puedan seguir atrayendo turistas sin comprometer su integridad ecológica o social” (OMT, 2020). A medida que la demanda aumenta, tanto los sectores públicos como privados pueden y deben colaborar para mitigar estos impactos negativos y garantizar una gestión más eficiente. Precisamente en nuestro país hemos visto un aumento considerable de mesas de trabajo como la Zona de Interés Turístico (Zoit) que han procurado articular actores para resolver estas problemáticas.

 

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A pesar de estas complicaciones, el turismo es tan dinámico y particular que también puede ser una herramienta eficaz para fomentar el entendimiento y la cooperación entre diferentes pueblos. El intercambio cultural que se produce en cada viaje es una oportunidad para crear puentes de diálogo y armonía. Precisamente en una era de posguerra en 1967, la OMT adoptó el lema “Turismo, pasaporte para la paz”, invitando a los países a abrir sus fronteras, promover el respeto entre culturas y mejorar las relaciones internacionales. Jafari (2003) señala que “el turismo puede ser un factor clave para la paz, pero requiere una gestión responsable y consciente para evitar sus efectos destructivos”.

 

Mirando al futuro, el turismo debe perseverar en encontrar un equilibrio entre el crecimiento económico, el respeto por las comunidades locales y el cuidado del medio ambiente. La tecnología y las tendencias sostenibles, como por ejemplo la economía circular, puede ofrecer soluciones innovadoras a corto, mediano y largo plazo. Como menciona Goodwin (2017) “el futuro del turismo no solo radica en atraer más viajeros, sino en crear experiencias transformadoras tanto para los visitantes como para los anfitriones”. En este sentido, afirmo que el turismo está llamado a liderar de manera positiva un mundo más conectado, justo y pacífico.

 

 

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