Por Gonzalo García, Mentor 3IE
Nuestro país ya se encuentra incorporado a la 5ª Generación de redes móviles (5G). Atrás quedó la primera generación, la de transmisión analógica, la segunda de mensajería corta y voz digital, el envío de datos a baja velocidad en su tercera etapa, y una cuarta generación que nos invadió de datos, aplicaciones y videos con su alta velocidad. 5G promete más velocidad y menos latencia. La primera etapa en el despliegue de redes 5G se está realizando en las bandas bajas y medias (700-900 MHz, AWS, 1,9 -3.5 GHz), sin embargo, la diferencia sustancial en velocidad se conocerá una vez que estén habilitadas las “antenas” en las bandas milimétricas (26 GHz). En efecto, la mayor parte de las redes que se están habilitando a nivel global incluyen las bandas bajas (700 – 900 MHz) e intermedias (3 a 6 GHz), en donde las velocidades pueden ser algo superior a las de 4G. El esfuerzo de los operadores de telecomunicaciones para llevar adelante la habilitación de las redes 5G, no solo significa la transición de equipos en las torres o sitios existentes, sino que además requiere mayores capacidades de interconexión a través de troncales de fibra óptica y microondas. En el caso de las bandas milimétricas se requerirá incrementar sustancialmente la cantidad de estaciones bases, dada las condiciones de propagación de señales en estas bandas. El desafío de inversiones y técnico es importante.
Desde nuestro punto de vista, el gran desafío es aprovechar esta tecnología de telecomunicación, así como otras complementarias, para descentralizar el desarrollo del país y promover el acceso al conocimiento en todos los territorios. Las redes inalámbricas en general, y las móviles en particular, una vez desplegadas, permiten una rápida “conexión” a la información y al conocimiento, que es la base del desarrollo de los pueblos. Disponer de carreteras digitales, permite un intercambio expedito de información y servicios que pueden ser desarrollados sobre estas redes.
La inversión privada debe complementarse con el interés del estado por el desarrollo nacional. Esto, sin duda, generará un círculo virtuoso de crecimiento: en la medida que se expanden las redes, se comparte el conocimiento, la investigación y se fomenta el emprendimiento, estos a su vez demandan más y mejores vías de comunicación.
Para las pequeñas empresas en rubros industriales y agrícolas, disgregadas en el territorio, redes confiables de telecomunicaciones podrían permitir acceso a herramientas para aumento de productividad y calidad de sus procesos como lo son los “Software as a Service” (SaaS), agregando valor y llegada a nuevos mercados. El emprendimiento se facilitaría indudablemente.
En el área de la educación, llegar a todos los colegios rurales con conexión de alta velocidad y videoconferencia daría oportunidad de un intercambio de conocimiento extraordinario entre educadores y profesionales que aporten desde los centros desarrollados su experiencia y mirada, logrando un servicio país virtual.
La alfabetización digital a segmentos etarios que por distintas razones no se han incorporado al uso intensivo de herramientas digitales, como por ejemplo los trámites estatales, es también una tarea relevante que apalanca el desarrollo.
La invitación está hecha: hagamos que la tecnología sea el medio que nos permita llevar conocimiento a todos los rincones de los territorios. Hagamos que 5G sea “El Mensaje” de desarrollo.
