La semana pasada se retomó la discusión del TPP-11. Para aprobarse, el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico requiere el voto favorable de la mayoría simple de los senadores presentes en la sesión.
Para contextualizar, Chile se inserta en el mundo globalizado con una política económica basada en el libre comercio, a través de la reducción unilateral de aranceles. A partir de los años 90, se consolida esta política con la firma de Tratados de Libre Comercio con los principales mercados mundiales: EEUU, Unión Europea y el Sudeste asiático. Los beneficios económicos y sociales de este camino exportador han sido evidentes, ya que además de abrir valiosos mercados para nuestros productos y potenciar la capacidad productiva local, eleva nuestros estándares y desafía al país para ir alcanzando progresivamente un perfil de economía desarrollada.
A la fecha, nuestro país tiene 32 acuerdos comerciales con 64 economías, ampliando su mercado interno de 19 millones de habitantes a uno de 4.900 millones de consumidores potenciales en todo el mundo, los que representan el 88 % del PIB mundial. Esta apertura nos define como el país con la economía más abierta del mundo en término de relaciones comerciales.

Ahora bien, ¿Es necesario firmar este acuerdo? ¿Qué significa TPP-11? ¿Por qué se instaló nuevamente en la discusión? ¿Cómo impactaría a Chile el TPP-11? ¿Qué genera la discordia? ¿Qué mitos surgen de su discusión?
Partamos de lo simple. ¿Qué es el TPP-11?
El TPP-11 es un tratado de integración económica multilateral en la región de Asia-Pacífico que cuenta con la participación de 11 países: Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Chile, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. El acuerdo consta de 30 capítulos que abarca diversas áreas y permite a nuestro país participar en el comercio con cerca de 500 millones de personas, reduciendo significativamente los aranceles entre los países miembros, fortaleciendo así la alianza Asia-Pacífico.
El TPP-11 es el tercer Tratado de Libre Comercio más grande del mundo, después del CETA (entre Canadá y la UE) y el USMCA (Canadá, Estados Unidos y México). Dentro de sus objetivos está la integración económica entre los países miembros, facilitar el comercio regional, establecer marcos legales para el intercambio comercial y promover el crecimiento sostenible, entre otras materias.
¿Por qué se instaló nuevamente en la discusión?
En marzo de 2018 los once países miembros sellaron el acuerdo en Viña del Mar y posteriormente cada uno debía ratificarlo. A la fecha, diez ya lo han hecho a excepción de Chile. Si bien el proyecto se aprobó en la Cámara de Diputados en 2019, aún falta la votación en el Senado. Durante la semana pasada la Cámara Alta llegó a un acuerdo, pero la iniciativa se pospondrá en tabla para los próximos días.
¿Cómo impactaría a Chile el TPP-11 ?
Si se aprueba, tendrá una serie de consecuencias que beneficiarán directamente la vida de las familias chilenas. Con el TPP-11, nuestro país tendrá acceso al mercado de Asia Pacífico, que agrupa a más de 500 millones de personas y que representa cerca del 15% de PIB mundial. Otro aspecto para considerar es que implica el ingreso de cerca de 3.100 de nuestros productos de exportación a mercados como el de Japón, Malasia, Canadá o México, con preferencias arancelarias que no teníamos en los acuerdos bilaterales para sectores claves en nuestra economía productiva, como el agrícola, forestal y pesquero.
Se establece un esquema de encadenamientos de productos muy potente. Esto significa que los países -miembros tendrán libre flujo de insumos y productos que podrán ser utilizados por cada país en la producción de otros bienes, generando así nuevas oportunidades comerciales, mayor valor agregado a nuestra oferta exportable y con un efecto positivo muy importante para las Pymes.
En términos macroeconómicos, se estima que el TPP-11 impactará en los niveles de empleo en torno a las actividades exportadoras de Chile. De hecho, un 44% de las empresas exportadoras del país comercializan sus productos en los mercados del Acuerdo, lo que se estima podrían generar alrededor de 880.000 nuevos empleos en el sector exportador a nivel nacional, en forma directa e indirecta. Además, este acuerdo les dará a nuestros exportadores e inversionistas la certeza necesaria para sus negocios, algo fundamental en un momento de recesión y ante una proyección que muestra que nuestra economía seguirá contrayéndose el próximo año, con una caída de la inversión cercana al 4% y la consecuente destrucción de empleos.
Junto con lo anterior, el tratado aborda temáticas inclusivas y progresistas vinculadas al medioambiente, los derechos laborales y de género. Junto con eso, hay nuevas normativas para pymes, que podrán beneficiarse del acuerdo. El Acuerdo Transpacífico contiene normas que buscan facilitar el comercio electrónico, al ser un tratado moderno y actual.
¿Qué genera la discordia?
Uno de los puntos que se instala en el centro del debate es el mecanismo de solución de controversias, que establece tribunales ad hoc (no permanentes) en caso de diferencias entre estados miembros e inversionistas. Algunos sostienen que esto amenazaría nuestra soberanía. Hay que entender que, por definición, un acuerdo comercial es la forma en la cual los Estados firmantes asumen compromisos para otorgar concesiones especiales respecto a sus propias normativas jurídicas y en los mecanismos de solución de controversias. Para el TPP-11 no hay novedad en la materia, ya que no difieren de los ya consagrados en la Comisión de las Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional (Uncitral), en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias (CIADI) o en otros arbitrajes internacionales que Chile ya ha suscrito.
¿Qué mitos surgen de su discusión?
Uno de los argumentos en contra indica que el TPP-11 impediría regular los precios de los fármacos y propiciará un alza en sus costos debido a las normas de protección de la propiedad industrial establecidas. Ninguna disposición del acuerdo tendría efecto en el precio de medicamentos, considerando que cerca del 90% de estos -que se consumen en Chile- son genéricos. Por otro lado, en los hechos, esto no ha sucedido, un ejemplo es Japón, que ha regulado el valor y la disponibilidad de medicamentos en 2020, cuando ya había entrado en vigor el TPP-11 en ese país.
Otro punto que se ha expresado es la posibilidad de que las empresas puedan patentar distintas variedades de semillas, algo que afectaría al sector agrícola, pero el tratado no privatiza las variedades existentes, sino que, al reiterar el compromiso de Chile de adherir al tratado UPOV91 (que ya fue asumido por Chile en 3 acuerdos bilaterales anteriores), otorga derechos sobre las variedades de semillas que son nuevas.
Otro aspecto que se ha señalado es que ciertas comunidades indígenas apuntan que las disposiciones del acuerdo, como la de las semillas, implicarían la supuesta “expropiación” de sus conocimientos ancestrales. Esto sería contrario al Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales, al no haberse consultado el tema con ellos. Sin embargo, el TPP-11 incluye diversas disposiciones que expresamente reconocen y protegen los derechos indígenas.
Otro punto que se ha expresado es que el acuerdo debilitaría la protección ambiental, pero el capítulo sobre medio ambiente sostiene que “cada parte procurará asegurar que sus leyes y políticas ambientales prevean y alienten altos niveles de protección ambiental y continúen mejorando sus respectivos niveles de protección ambiental” (Artículo 20.3.3).
También, se ha señalado aspectos sobre la propiedad intelectual, en este punto la SUBREI (La Subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales) señala que el tratado “no contiene compromisos en materia de derecho de autor distintos de los contenidos en la legislación actual vigente en Chile”, y se dispone protección en materia también para ciencia, tecnología y pymes.
El TPP 11 abre nuevas opciones para la economía nacional. Chile tiene comercio con el Asía Pacífico que ha aumentado significativamente, llegando a cifras cercanas al 20% con los países miembros. Como se mencionó, el acuerdo agrupa un mercado de alrededor de 500 millones de personas, representando el 15% del PIB mundial. A su vez, mejora el acceso de nuestros productos en importantes socios comerciales como Japón, donde el 80% de los bienes sin preferencia arancelaria gradualmente bajarán a arancel cero.
Aun cuando, Chile ya tiene acuerdos con los otros 10 países, estos tratados no necesariamente son totalmente coincidentes y tampoco tienen la profundidad del TPP 11. Lo que hace el tratado es establecer reglas comunes para todos los países, lo que dará mayor certeza a nuestras empresas e inversionistas al salir a los mercados.
Claramente, la actualización de las reglas del comercio del TPP 11 permite adaptarse a las nuevas lógicas del intercambio global, basado en insumos y cadenas de valor de un conjunto de países para la producción del bien; o el comercio de servicios, donde debemos hacernos cargo del flujo de datos más allá de nuestras fronteras, los servicios financieros en el comercio electrónico o la prestación de servicios profesionales en otro país.
Los tratados de libre comercio no solo han favorecido al sector exportador de Chile con importantes reducciones arancelarias y eliminaciones no arancelarias en los mercados de los socios comerciales, sino que también reducen los costos de transacción con trámites aduaneros más ágiles, mayor movilidad empresarial y potencian las inversiones. Para un país como el nuestro, que necesita urgentemente reactivar la economía, es sin lugar a duda una gran oportunidad. El hecho que los principales mercados mundiales: EEUU, Unión Europea y el Sudeste asiático, sean nuestros socios comerciales nos ha reportado buenos beneficios en las últimas décadas, dinamizando la economía nacional y las exportaciones, aumentando la oferta y mejorando la calidad del producto.