La iniciativa del Centro Ceres ha beneficiado a la fecha a más de 280 agricultores de la región de Valparaíso, a través de la implementación de una metodología denominada Núcleos de Aprendizaje Participativo -NAP’s, siendo Olmué y Llay Llay los últimos en conformarse.
En colaboración con el Programa de Desarrollo Local (PRODESAL), el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), y centro Ceres de la región de Valparaíso han levantado estos espacios desde el 2017, con el objetivo de implementar una red de núcleos regionales de investigación, difusión científica y aprendizaje participativo, basada en los principios agroecológicos, como por ejemplo los policultivos y el manejo ecológico de insectos.
Es así, como con el tiempo han logrado demostrar, con base científica y en condiciones locales, que la diversificación agrícola en base a policultivos, el manejo ecológico del suelo y de insectos, permite mejorar la salud del agrosistema, la calidad de vida de los agricultores y, finalmente, de los consumidores al otorgarles alimentos de alta calidad y, a su vez, potenciar la comercialización en circuitos cortos.
“De manera física, es el huerto, el hogar, la casa de un agricultor la que permite que técnicos, profesionales, campesinos y agricultores nos reunamos para conversar sobre temas contingentes de la agricultura regional”, cuenta Emiliano González, extensionista del programa Manejo Territorial de Insectos -MTI del Centro Ceres.
Los NAPs están ubicados en las comunas de Cabildo, Calle Larga, Quillota, Catemu, La Ligua, Algarrobo y recientemente en Olmué y Llay Llay, beneficiando a la fecha a más de 280 agricultores, cuya principal motivación responde al flujo horizontal de la información y el trabajo teórico-práctico.
“La metodología participativa que se está utilizando, permite que con las manos en la tierra podamos aprender de manera fácil las herramientas y técnicas para una agricultura más sostenible, que es necesaria para nuestros territorios y forma de vida”, valora Javier Zamora, agricultor líder en NAP La Ligua.
Por su parte, Margarita Valencia, lideresa del NAP Olmué -uno de los últimos en conformarse- señala que “Estamos fascinados en este corto tiempo que llevamos. Hemos aprendido mucho y vamos a seguir aprendiendo, también extendiendo la metodología que se está utilizando. Me encanta estar rodeada de gente y así compartir y aprender muchas cosas, por que lo que yo no sé, lo sabe otro y así vamos generando ideas”.
“Estamos recién empezando este núcleo en la comuna y ha sido sumamente satisfactorio para nosotros, porque llevar la academia e investigación, que muchas veces queda en el aula, a la agricultura es algo que se debe hacer, porque es ahí donde se produce el alimento. Y aún más importante, porque los agricultores que tenemos, también consumen de ahí sus propios alimentos y de esta manera son cada vez de mayor calidad, con menor residuos y más amigables con el medio ambiente. Sin duda, una tendencia en la queremos seguir ahondando de aquí en adelante”, dice Ricardo Salinas, Coordinador de PRODESAL Olmué.
Es importante destacar que gracias a estos núcleos, no sólo se está avanzando en la transición hacia una agricultura más sustentable mediante un trabajo participativo, sino que también permite postular y generar proyectos específicos para los territorios, como lo fue desde su origen en la conformación de los primeros NAP’s. Una iniciativa que, gracias al proyecto I+D Ciencia y Territorio sobre manejo sustentable de Bagrada hilaris [1], financiada por ANID., hoy se cimienta sobre la región una red de 8 faros demostrativos en agroecología que invita a pequeños agricultores y agricultoras a encontrar un camino hacia sistemas agrícolas productivos y sostenibles.
[1] Proyecto CONICYT I+D Ciencia y Territorio “Diseño y validación de estrategias para la reducción del daño económico causado por Bagrada hilaris en brásicas, mediante unidades de biodiversidad funcional tipo push – pull, orientadas a la pequeña horticultura de la región de Valparaíso”.