Valeria Sepúlveda Lavanchy es Psicóloga y Facilitadora Experiencial, cofundadora de BeWo Education y directora de Fundación Iluminare, Educación y Bienestar para Todas. Sus padres, ambos vinculados al mundo de los negocios, la apoyaron en su decisión de emprender y fueron figuras inspiradoras para la trayectoria que ha forjado. Te invitamos a conocer su historia.
La experiencia universitaria de Valeria comenzó cuando ingresó a Derecho en la Universidad Adolfo Ibáñez en Viña del Mar con el objetivo de ser parte de la academia diplomática, pero luego de un año y medio se dio cuenta que era algo muy protocolar, lo que la hizo desistir de la carrera.
En una nueva búsqueda vocacional recordó que durante el colegio había pensado en periodismo, porque siempre había tenido el sueño de viajar por el mundo, razón que la llevó también a querer ser diplomática.
“Quería tener un programa entretenido que me permitiera viajar así que hice cambio interno, pero estuve sólo una semana. Tuve una clase que fue como patada en la guata, donde dijeron que para ser periodista tenías que tener mucha vocación y que para complementar vida laboral y personal no era la carrera y tampoco para quienes quieren trabajar sólo 8 horas diarias; un montón de cosas que eran contrarias a lo que quería en mi vida, así que me bajó una angustia y ahí me perdí un poco”, relata Valeria.
En la Universidad Adolfo Ibáñez tenía una beca por el puntaje PSU, así que, si tenía algo muy claro, era que debía permanecer en esta casa de estudios para no aumentar los gastos familiares. Así fue como llegó a sicología, una carrera que la sorprendió.
Estaba muy contenta con la nueva decisión cuando una depresión la obligó a congelar. “Nunca me di el tiempo de parar y pensar qué quería realmente y al final eso me significó un colapso, encontrarme un poco perdida y congelé como un año y medio”, sincera Valeria.
Con este periodo de incertidumbre, optó por dar la PSU otra vez y entrar a EcoTurismo en otra universidad donde obtuviera el 100% de beca. “Yo después de salir de derecho quería esta carrera, pero mis papás me mandaron a la punta del cerro, me dijeron no, pero después de lo que viví me apoyaron en estudiar lo que me hiciera feliz”, recuerda.
El descubrimiento vocacional continuaba y luego de pasar por la carrera que pensó la haría muy plena, se dio cuenta que era sicología lo que quería para su vida y por una bella razón: poder ayudar a las personas. “Me enamoré de ayudar a las personas, de conocer los programas sociales, programas de gobierno y también participé del voluntariado Misión País”, agrega.
Terminando la universidad, le ofrecieron la oportunidad de quedarse trabajando en el Departamento de Relaciones Internacionales como coordinadora de estudiantes de intercambio, donde estuvo cerca de tres años trabajando.
De múltiples conocimientos al emprendimiento
“Estaba contenta con mis labores de vinculación e integración, pero llegó un momento en que me di cuenta que tenía abandonado mi sueño, que era el desarrollo de habilidades interpersonales. Habíamos ganado un fondo de Sercotec con una amiga para un emprendimiento que habíamos desarrollado que tenía como foco hacer entrenamiento de habilidades a través de aventuras en la naturaleza y por temas de tiempo no pude seguir dedicándome a eso, hasta que me surgió el bichito de retomar”, relata Sepúlveda.
En paralelo a su camino emprendedor, decidió hacer clases de liderazgo estratégico para los estudiantes de intercambio, un ramo bien práctico donde se comenzó a vincular a lo social mediante proyectos de intervención que tenía que ver con encontrar alguna necesidad en organizaciones locales, poblaciones o lugares determinados de la región de Valparaíso para desarrollar e implementar programas de intervención durante todo un semestre.
«En suma a esta experiencia, mi decisión de emprender fue porque no encontré algo que se acoplara a lo que yo y mi compañera queríamos hacer. La libertad que te da emprender también me encanta, porque eres tú quien lleva el timón y, por tanto, el impacto depende de lo que cada uno quiere dar sin limitaciones de burocracia», detalla.
«Hay que preguntarse que me mueve y que me gusta hacer, de manera muy sincera, porque hoy en día nos falta mucho como sociedad el autoconocimiento, no hacer lo que se espera de ti sino lo que te genera más felicidad y eso es muy personal, y el emprendimiento a mí me permitió encontrarla», agrega.
Innovación Social
Con experiencia profesional en sicología, en educación y clara vocación por ayudar a otros, junto a un grupo de amigos decide crear en 2018 la Fundación Iluminare, Educación y Bienestar para Todos, que comenzó como un programa libre donde trabajaron con diversas personas y comunidades que creció rápidamente. En el mismo periodo desarrolló un congreso iberoamericano de educación y aprendizajes de experiencia que hizo en conjunto a una organización colombiana y la Universidad Adolfo Ibáñez, donde participaron más de 100 personas de 8 países distintos.
“Fue una experiencia muy entretenida de muchos talleres prácticos, de distinta índole, con el objetivo de traer esta temática a Chile y de incorporarla a las aulas. De alguna manera, esto ha sido de los pilares que hemos intentado trasladar a BeWo, que es mi nuevo emprendimiento”, comenta Valeria.
“La idea de BeWo nace en 2018 con apoyo de Gen-E PUCV. Pese a que intentamos avanzar a la adjudicación del SSAF-S de Corfo, no lo logramos, pero la incubadora nos apoyó durante todo el proceso, nos incubaron igual y eso lo valoramos muchísimo”, agrega.
Con el apoyo de Gen-E y un fondo de SocialLab comenzó a desarrollar su idea de innovación social. En un principio, pensó junto a su compañera hacer un kit educativo para el desarrollo de habilidades sociales basado en cuentos infantiles y guías prácticas y reflexivas para padres y educadores, pero después, por su versatilidad, optaron por la idea de diseñar un juego.
«Pusimos todos nuestros esfuerzos en desarrollar el juego y hacer la validación comercial con apoyo de SEK Pacifico y un jardín infantil. Optamos por comenzar con la versión junior, para lo más pequeños -4 a 10 años- y con el proyecto de SocialLab, que terminamos en mayo de este año teníamos que hacer una medición de impacto», relata.
Esta exigencia del fondo adjudicado, la llevó junto a su equipo a crear una versión web en tiempo récord, lo que hace crecer el equipo con la incorporación de su primo, ingeniero civil informático.
Inmersa en esta nueva aventura, se adjudica un fondo de Sercotec para equiparse tecnológicamente y de Startups Chile para seguir escalando su proyecto.
Como parte de la innovación social, con cada juego que venden, regalan una suscripción a niños en situación de vulnerabilidad social. «Tenemos el sueño de crecer en el mundo para generar fondos que me permitan sostenerme, pero también ayudar. Quiero que BeWo venda muchísimo para hacer mucha ayuda social a través de la donación y ojalá no dependiendo de fondos y organizaciones, sino que con la plata de uno», puntualiza.
El domingo será el lanzamiento oficial de la versión web, a través de la página de BeWo.
Educación socioemocional a través del juego
El objetivo del juego es ser una herramienta educativa que facilite a padres, educadores y profesionales de la salud enseñar habilidades socioemocionales a niños y niñas de una manera práctica, atractiva y entretenida. Las ilustraciones tiene un enfoque infantil, pero la dinámica del juego te invita a ser mímica, teatro, contar historias, mirar y adivinar; es un juego cooperativo donde ganan todos o pierden todos.
«La historia del juego es que un día en una isla desconocida apareció misteriosamente un grupo de niños y niñas de diferentes partes del mundo y culturas. Así, buscamos explicar que los emociones son universales y romper con el Tabú de que existen positivas y negativas, porque son agradables o desagradables, pero todas nos sirven de algún modo», explica esta joven emprendedora.
«Me he dado cuenta que si realmente queremos ayudar a construir una sociedad mejor, la base para generar este cambio esta en la educación, pero no en cualquiera, en la educación socioemocional. Si desde pequeños nos hubiesen enseñando a desarrollar estas habilidades nos hubiésemos ahorrado malestar emocional y es clave desarrollarlo en los primeros 8 años de vida», agrega.
Con esta importante misión Valeria tiene claro que quiere posicionar el proyecto en Chile y el mundo, comenzando en Nueva Zelanda. También crear más material, juegos y en diferentes idiomas y generar oportunidades de empleo.
«Ser emprendedor, y emprendedor social, no es fácil porque hay que lidiar con mucha incertidumbre, pero te forja carácter y aprendes a vivir con un estrés que te activa y te mantiene en esa tensión creativa ¡Es super gratificante! Yo encontré mi propósito en el emprendimiento social, porque conecta con lo que amo hacer, con lo que soy buena haciendo y con entregar algo al mundo y no creo que haya algo más gratificante en la vida que sentir que esas tres cosas se alinean ¡Es mi propio barco y me encanta fijar mi rumbo!», concluye Valeria Sepúlveda, cofundadora de BeWo.