Por Dario Andreani González
Cofundador Consultora Técnica Sustrend
¿Alguna vez has escuchado la frase: “si no se controla, no se hace o si no se mide, no pasa”? Yo prefiero decir “si no se mide, no existe.” Probablemente sea mi formación científica combinada con algo de locura propia, lo que ha motivado mi interés por las mediciones. La importancia de medir, radica en que se levanta la información que nos permite situarnos en el contexto, saber dónde estamos y hacia dónde vamos.
Si la autoridad sanitaria no midiera las variables relevantes de salud respecto del COVID19: contagiados, recuperados y muertos, ¿cómo podríamos saber nuestra situación y las estrategias a desarrollar para salir adelante? Si durante todo este encierro usted siente que ha subido de peso, ¿cómo podría saber el estado de situación de esos kilitos de más sin subirse a la báscula?, ¿Cómo podría saber si la dieta está logrando el efecto deseado sin tener este dato?
En Chile no contamos con información que nos permita saber el estado de situación actual de los neumáticos que ruedan por nuestras carreteras y mucho menos cual es su desempeño a lo largo de su ciclo de uso. Esto sumado a los múltiples tratados de libre comercio suscritos por nuestro país, ha traído como consecuencia que ingresen neumáticos de dudosa calidad en forma indiscriminada, confundiendo al mercado para tomar las decisiones de compra por precio en vez de por eficiencia. Así, nos hemos llenado de neumáticos desechables que se transforman en residuos atiborrando nuestro medioambiente y que, en el 90% de los casos, se desconoce su paradero.
Por lo tanto, para optimizar el ciclo de uso y los recursos invertidos en nuestro Neumático Circular, es necesario medir su desempeño en cada uno de sus ciclos.
El primer paso es saber el estado de situación, por lo que debemos iniciar el proceso haciendo un levantamiento de la información inicial sobre tipo de vehículo, tipo de ruta, carga, kilometraje, tipo y medida de neumático, diseños, profundidad y presión.
Con estos datos levantados estamos en condiciones de seguir con la segunda etapa, que consiste en medir de forma periódica las variables relevantes que nos permitan tomar decisiones en función de optimizar el ciclo de vida en curso. Este control permanente se realiza sobre la profundidad y presión de los neumáticos para detectar en forma temprana posibles desviaciones que perjudiquen el desempeño óptimo de los mismos. Se debe considerar la profundidad para determinar la cantidad y forma de desgaste, información que permite detectar alguna falla mecánica del vehículo y el punto de retiro del neumático, considerando una profundidad legal de 3 milímetros. Por otra parte, el control periódico de la presión de inflado nos permite anticipar potenciales fallas del neumático, así como un desgaste prematuro y un gasto adicional de combustible.
Mantener controladas ambas variables sumado a un estricto programa de mantención permite que el neumático se desempeñe a su máximo potencial, generando ahorros sustanciales tanto en la inversión en neumáticos como en consumo de combustible, dos de los costos más altos en el presupuesto de una empresa de transportes. Sin embargo, una correcta medición y control de neumáticos adicionalmente es capaz de generar ahorros medioambientales que se traducen en reducciones de Gases de Efecto Invernadero.
Por lo tanto, podemos afirmar que, si invertimos en un Neumático Circular, que está diseñado para recorrer miles de kilómetros, hacemos una correcta medición y control de estos y los reutilizamos de forma eficiente, no sólo ahorraremos dinero, sino que también beneficiaremos al medioambiente. Confirmando una vez más la paradoja de que «lo barato cuesta caro».
INICIATIVA FINANCIADA POR EL MINISTERIO SECRETARÍA GENERAL DE GOBIERNO Y EL CONSEJO REGIONAL DE VALPARAÍSO
