Su pasión por los emprendimientos sustentables y de triple impacto la han convertido en la persona que es hoy. Con un mensaje centrado en el autoentrenamiento y el poder personal como motores para construir un mundo mejor, además del desarrollo personal, el trabajo de Valentina destaca por su gran componente social y medioambiental.
Valentina Zepeda ha construido su camino en el emprendimiento en base a éxitos y fracasos. Arquitecta, cofundadora de Soluciones Creativas e integrante de comunidad B Valparaíso, el interés por la sustentabilidad ha estado presente en su vida desde su paso por la universidad.
“Una de las modalidades de mi tesis era hacer I+D y a mí siempre me ha llamado la atención el tema de la investigación, el desarrollo, las texturas y crear nuevos materiales. Cuando me especialicé en la línea I+D me di cuenta que habían otras maneras de hacer arquitectura, otras maneras de desarrollar experiencias y habitar desde los materiales, a partir de la arquitectura modular o desde los objetos”, explica.
Desde ese momento comenzó a enfocarse en los componentes ecológicos y sustentables, a raíz de la enorme cantidad de contaminación que se produce en la construcción y que se hizo evidente en su carrera como profesional. “Se contamina un tercio de lo que generamos como seres humanos a nivel país”, agrega. Así comenzó su vida como emprendedora en un desafío de tratar de ser 100% sustentable.
“Me vinculé con diferentes actores, como la Academia Circular de Santiago. En esas cosas de la vida me gané un curso con ellos y postulé con un proyecto que tenía que ver con ser ciudadana circular, porque cuando te empiezas a vincular con la sustentabilidad, terminas dándote cuenta que no sólo se relaciona con un negocio o un producto cero residuo, sino que es algo que tienes que empezar a traspasar a tu vida y ahí viene la cadena circular que refiere a los hábitos de vida sustentable”, comenta.
En este camino descubrió que toda la sociedad que se ha construido hasta el día de hoy es completamente desechable, con una sustentabilidad efectiva o de respeto al territorio inferior al 10%. En un análisis simple, dice Valentina, todo a nuestro alrededor está fabricado con plástico, material que involucra un proceso con gran gasto de energía y recursos naturales.
“Compras un producto y es brutal la inconsciencia que tenemos como seres humanos de lo que se generó hacia atrás y lo que se va a generar a futuro cuando tú lo consumes y lo botas a la basura. Ahí me explotó un poco el cerebro y en este camino he tenido varias crisis, porque no solamente ha sido desde el tema del negocio o el emprendimiento, sino que es cómo generamos un cambio real”, dice.
Sistema B
En esta búsqueda por generar un cambio real se encuentra con Sistema B, una iniciativa que tiene como objetivo apoyar la construcción de ecosistemas favorables para Empresas B y otros actores económicos que utilizan la fuerza del mercado para dar solución a problemas sociales y ambientales.
“Participé en un par un par de eventos, uno de ellos fue Ítaca, que agrupa también a empresas y actores del ecosistema que desarrollan este nuevo paradigma y que son de distintos niveles socioeconómicos, desde los más pequeños a los más grandes. Entonces desde el Ítaca y Asech, he ido buscando y recorriendo un camino para hacer una vida sostenible, un negocio sostenible, y poder ser feliz en el intento sin que nos atrape el sistema, porque no es fácil emprender”, explica.
Estas experiencias le han permitido conocer y aprender más, además de lograr implementar Comunidad B en la región de Valparaíso, periodo que coincidía con el trabajo de Valentina de crear una plataforma de negocios sustentables.
“Quería agrupar a todos los negocios que fuesen ecológicos y no generen residuos, que fuesen zero waste o que fueran naturales, porque hay distintas maneras de llamar sustentabilidad también. No es lo mismo llamar a un producto que no tiene plástico a otro producto que es 100% natural u otro producto que a lo mejor tiene trabajado sus procesos de residuos y que en el fondo no puede venir en algún objeto natural al degradarse muy rápido, pero sí hace reciclable su packaging. Hay tanto desconocimiento y es tan amplio el tema de la sustentabilidad que cuesta un poco acotarlo a un solo negocio o una sola etiqueta. Por ello trabajamos con las categorías cruelty free, cero plástico, sin residuos, orgánico y distintas maneras de ver sustentabilidad”, comenta.
Según relata Valentina, Sistema B cuenta con una filosofía donde la sustentabilidad pasa a convertirse en la cadena de valor de las empresas, desde la generación de mejores empleos, protección del planeta y economía sostenible.
“Nos tenemos que hacer cargo de cada cosa que estamos haciendo, ya sea viviendo sustentable, generando productos ecológicos, que compremos sustentable o que creemos mejores empleos para que la gente sea más feliz y pueda generar intraemprendimiento. En el fondo esto está muy vinculado a cómo desde la persona se genera un ecosistema para que cada uno pueda vivir desde sus propias elecciones la sustentabilidad en su conjunto”, dice.
El emprendimiento como agente de cambio
El desarrollo personal es fundamental para Valentina, por lo que es necesario contagiar el talento, enfrentar todos los miedos y problemas, superar las creencias o trancas limitantes, para poder así entregar algo mejor en el mundo.
“Creo en el emprendimiento como agente de cambio y como una plataforma de desarrollo personal desde el autoentrenamiento, el liderazgo y el propósito. El camino es creer en algo, visualizar ese sueño y esa meta, vincularte con las personas y moverte en los espacios necesarios. Hay que ser responsables, porque tú eres el líder que va a gestionar su empresa y la gente va a estar a cargo tuyo, eres el encargado principal y el ejemplo de liderazgo», aconseja.
Agrega: “Cuando nos ponemos como meta ser un líder transformador, nos damos cuenta que hay muchas cosas que cambiar y desde ahí empezamos a crear nuevas oportunidades para los demás, porque no es solamente llegar y hacer una empresa, eso lo puede hacer cualquiera, lo difícil es hacer de ese negocio algo que te mueva a ti y que mueva a otros para solucionar los problemas ambientales y sociales. En el fondo es ocupar el poder del mercado para solucionar esos problemas”.
Finalmente, para Valentina el amor propio y la aceptación personal también son importantes para el desarrollo de proyectos, en la medida de poder entender quienes somos y el valor que tenemos en la sociedad.
Para ello, plantea un experimento: “Hace poco hice un ejercicio y se lo traspasé a la gente con la que trabajo, que es una especie de brújula de poder donde tú bajas todos lo que sabes, lo que eres y la experiencia que has tenido. Esto es una práctica donde pones música que te libera de la parte racional y te desconecta para reconectar con tu parte emocional. Ahí empiezas a escribir lo que te mueve, lo que sabes hacer, la experiencia que tienes y para lo que te piden consejos, entre otras cosas. Después envuelves las palabras que se repiten para hacer una bajada donde encuentras tu propuesta de valor, lo que a ti te gusta hacer y el valor que tú generas para el resto. Cuando generamos esa sinergia donde cada uno es bueno haciendo lo suyo, sabe el valor que tiene y vive desde la experiencia más que desde el conocimiento, se puede seguir desarrollando cosas, porque vamos aprendiendo siempre. Esto es algo dinámico, no es estático, porque lo rígido también se puede quebrar”.