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Jaime González, cofundador y director en Housenovo: “Cuando tu negocio está alineado con tu propósito de vida, te comprometes, te apasionas, eres honesto y sacas fuerzas para garantizar resultados”

Jaime Housenovo

Emprendedor desde pequeño, Jaime González siguió el camino de la electrónica, la tecnología y la creación de proyectos. Destacado en el área en sus tiempos escolares y universitarios, hoy lidera el cowork Housenovo y la metodología Novo Training. Te invitamos a conocer su historia en este perfil de LQE.


Jaime González Vergara nació en San Antonio y desde niño mostró una enorme curiosidad por aprender cosas nuevas. Esta característica –“muy preguntón”, dice– es lo que lo convierten en uno de los emprendedores más reconocidos en la región debido a su espíritu por crear distintos espacios de colaboración y apoyo para el ecosistema.

“Siempre mi mamá me explicaba cosas, especialmente en temas tecnológicos. Me acuerdo que cuando ella salía de la casa mi gran maldad era sacarle los motores al secador de pelo, la radio y hasta la juguera, pero las armaba después. Por eso me empecé a meter mucho en la tecnología. Cuando iba en la enseñanza básica las apoderadas me llevaban las planchas malas y me pagaban $300 por arreglarlas, de hecho, mi mamá iba a reunión y llegaba con diez planchas a la casa. Con eso fui haciéndome conocido desde pequeño en temas de electricidad o electrónica en el colegio, empecé a instalar lámparas y los dispositivos de audio”, recuerda.

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Mientras vivía en Peñaflor le recomendaron a su madre que lo cambiara de colegio a uno de Santiago centro para que pudiera desarrollar de mejor manera sus habilidades. A pesar de la distancia y el tiempo entre ambas comunas, decidieron aceptar este desafío pensando en un mejor futuro.

“Mi mamá me preguntó si estaba dispuesto, porque entraba a las 07:45 horas al colegio y tenía que levantarme alrededor de las 5:30 horas, porque donde vivía no pasaban micros y tenía que caminar dos kilómetros para conseguir locomoción. De todas maneras acepté, porque entendí que me iban a poner notas por lo que a mí me gustaba”, explica.

En el colegio nuevo, Salesiano, participaba en ferias tecnológicas y creaba distintos proyectos. Sin embargo, en segundo medio lo invitaron a ser sacerdote. Con crisis existencial y vocacional, aceptó. En los apostolados conoció el trabajar al servicio de otros y surgió la encrucijada: ¿seguir con la electrónica o el noviciado?

Fue allí que su guía espiritual le dio la posibilidad de ingresar a la universidad, porque los salesianos son sacerdotes que tienen alguna profesión. “Me dijo: saca primero electrónica, sigamos conectados y si el llamado del Señor es fuerte, después vuelves a entrar al noviciado. Y eso hice. Me vine a estudiar a Valparaíso, a la Universidad Técnica Federico Santa María”, comenta.

Proyectos en la USM

La USM destaca por su trabajo en ingeniería, ciencia y tecnología, aspectos que lo motivaron para estudiar Técnico Universitario en Electrónica, fomentando la creación de nuevos proyectos. Así, creó una ampolleta que fue postulada a un Capital Línea 1 de Corfo, como se llamaba en aquel entonces.

“Un día me llaman y me dicen ‘Jaime, te adjudicaste un Capital Línea 1’, que eran como diez millones y para mí eso era un dineral. Era el año 2009. Pregunté qué podía hacer con tanta plata y me dijeron que no me la iban a depositar, que con esa plata debía armar una empresa. Yo no sabía nada de eso, hice una ampolleta como un proyecto de laboratorio. Me dijeron que con esa plata podría aprender a armar una empresa”, comenta.

Debido a su fuerte compromiso social, decidió que la mejor forma de comenzar su empresa era reuniendo a más personas, especialmente a quienes contaran con conocimientos que él no tenía en esa época.

“Puse un letrero donde decía que buscaba a personas para un emprendimiento y en esa primera reunión aparecieron como cien estudiantes. Les comenté que era un proyecto mío, que estaba buscando gente para que me ayudara, porque me había ganado un Capital Semilla, que yo tenía una ampolleta y que tenía que hacer una empresa. Ahí se fue la mitad, quedaron alrededor de 50 y con ellos armamos un grupo que llamamos ‘Grupo Universitario de Investigación e Innovación’, Gu2i”, recuerda.

Con ese grupo armaron alrededor de 20 proyectos, con 20 equipos de trabajo, y empezaron a realizar distintas tecnologías. Surgieron los primeros ingresos a nivel universitario y la difusión.

“Yo a esa altura ya había descartado seguir con los salesianos, pero seguía fuerte el tema social. Consideraba que había unido los dos mundos al agregar valor a la sociedad desde la tecnología. Era perfecto, porque justo estos dos mundos que yo nunca había visto juntos, que era la tecnología con lo social, implicaba apoyar a otros a transformar sus ideas en empresa y eso evolucionó a conectar su propósito de vida con un negocio sostenible que agregue valor en la sociedad”, explica.

Housenovo y Novo Training

En el año 2011 con el profesor Reinaldo Espinoza crearon el Centro para la Creatividad e Innovación, un centro de investigación aplicada. Ya para el 2014 lograron generar inversión privada y en equipo con Nicolás Leiva armaron Housenovo, un cowork que estaba ubicado en el centro de Viña del Mar.

“Empezamos a conocer este mundo del negocio del coworking, porque nos mueve la colaboración y el estar con otros emprendedores. De ahí empezamos a desarrollar una metodología junto con Nicolás que llamamos ‘Novo Training’, que es una metodología que involucra varias miradas desde coaching ontológico, PNL, un poco de biodanza también. En el fondo creamos una metodología ecléctica que es una mezcla de muchas cosas, pero que tiene como propósito que el emprendedor explore su propósito de vida, lo vincule con un negocio y lo transforme en algo que agregue valor a la sociedad”, comenta.

En el año 2016 presentaron esta metodología en Perú, abriendo nuevos horizontes y generando contactos en el ecosistema de América Latina. Participaron en el Sistema de Integración Centroamericano realizando una gira por los ocho países de Centroamérica. En Panamá abrieron operaciones a través de un socio, Sebastián Mendoza, llevando la metodología Novo Training al extranjero. Desde eso han pasado casi tres años. Y en México están desde 2019.

“Lo que tenemos como propósito en Housenovo con la metodología Novo Training, es ser una incubadora de líderes empresariales. Nos enfocamos en la persona, porque Novo Training es una metodología vivencial que conecta tres pilares: propósitos de vida, negocios sostenibles e impactos positivos en la sociedad. Todo esto lo levantamos en conjunto con una red de stakeholders, donde vemos el principal valor en empresarios que ya tienen experiencia y que agregan mucho valor en emprendedores que están partiendo”, comenta.

Y agrega: “Lo que hace esta metodología en una analogía bien simple: desarrollamos un espacio para que el emprendedor se ponga los lentes de un empresario y aprenda a mirar como lo hace un empresario. Nosotros sostenemos que un emprendedor-empresario es exitoso en la medida que pueda ver oportunidades que otros no ven y eso tiene que ver netamente con la visión empresarial”.

Actualmente, Housenovo está ubicado en Reñaca, pero tienen planes para regresar a Viña del Mar o Valparaíso.

Ecosistema regional

Para Jaime, el ecosistema regional tiene un gran potencial, sin embargo, es necesario crear un plan de desarrollo que le permita al emprendedor alinear su propósito de vida con su emprendimiento.

“Yo creo que una de las cosas esenciales que se hablan en el ecosistema o en las metodologías es que es clave saber quién eres para sacar tu negocio adelante más que la idea de negocio que tengas. Desde esa perspectiva, nosotros creemos que si una persona es comprometida, capaz de organizarse, de ser honesta y todas las características positivas que podamos mencionar, lo gatillante es que esté alineado con su propósito de vida. Cuando tu negocio está alineado con tu propósito de vida, te comprometes, te apasionas, eres honesto y sacas fuerzas para garantizar resultados”, comenta.

Y finaliza con un mensaje: “Busca cómo alinear tu negocio personal como un mecanismo para poder llevar a cabo tu propósito de vida personal, o sea, yo llevo a cabo un negocio, porque visualizo que a través de ese negocio concreto mi propósito de vida como ser humano. Con eso soy capaz de escuchar, de enfrentar el rechazo o vivir el Valle de la Muerte”.

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