El Estrecho de Gerlache, ubicado en la zona occidental de la Península Antártica, no solamente es un paso para los buques científicos y turísticos que año a año llegan al continente blanco. Durante el verano, se convierte en un sitio clave de alimentación de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), también conocidas como yubarta.
A pesar de la importancia que tiene para una de las especies más grande en el género de los cetáceos, el lugar ha sido poco estudiado por la comunidad científica.
Un equipo de investigadores de diversas disciplinas del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) realizó una transecta de 13 estaciones oceanográficas. A bordo de la embarcación Karpuj, perteneciente al Instituto Antártico Chileno (INACH), los científicos midieron diversas variables como temperatura, salinidad, pH y oxígeno, entre otras.
El objetivo principal de la investigación fue conocer como varían las condiciones oceanográficas a lo largo del estrecho y relacionar estas condiciones con la mayor o menor productividad del sistema.
“Considerando el porcentaje importante de ballenas que llegan hasta este lugar a alimentarse, creemos que esta es una zona bastante productiva en relación al fitoplancton. Como es un estrecho protegido por montañas y glaciares, el aporte de hierro debido a la entrada de agua de deshielo debería ser importante”, asegura el Dr. Juan Höfer, investigador del Centro IDEAL y académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
A su vez, los científicos recolectaron muestras para análisis de metales traza y estudio de la comunidad microbiana presente. Los primeros resultados indican que las aguas presentes en la zona norte del Gerlache provienen del mar de Weddell, situado al este de la Península Antártica, siendo diferentes a las aguas encontradas en la zona sur del estrecho.
“Sabemos que el estrecho sostiene una gran población de ballenas, pero la pregunta es ¿Por qué? Una hipótesis es que las aguas que pasan por el estrecho reciben micronutrientes, como el hierro, desde sedimentos someros o los glaciares, lo que sumado a los nutrientes que vienen desde el Océano Austral crearían condiciones químicas óptimas para que crezca la vida”, afirma el Dr. Mark Hopwood, investigador del Centro para la Investigación de los Océanos (GEOMAR) de Alemania.
“El estrecho de Gerlache está incluido en la Zona de Protección General dentro de la propuesta de Área Marina Protegida impulsada por Chile y Argentina. Nuestros datos muestran la singularidad de esta zona antártica y darán información importante para comprender su funcionamiento”, concluye la Dra. Mireia Mestre investigadora del Centro IDEAL y la Universidad de Concepción (UdeC).