Crónica: La Reputación Corporativa en Tu Emprendimiento

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Por Mario Tapia Rey
Socio en Creadis Comunicación y Diseño

Cuando hablamos de “reputación corporativa”, tendemos a creer que son palabras mayores y que solo las grandes empresas, las industrias o las instituciones como la iglesia católica y carabineros que han estado en la vitrina durante los últimos meses, tienen necesidad de ellas. Los bancos, el cuestionado congreso nacional y sus políticos, las universidades que lucran, las empresas de servicios -muchas veces intermitentes- como las del agua, la luz, el gas, el internet, en fin, ese tipo de compañías las necesitan.

Y sí, de alguna manera es cierto… pero ¿qué pasa cuando te atienden mal en un restorán o en un bar?, ¿qué se espera de un político que ha sido cuestionado por a, b o c motivos, o de un profesional cualquiera que en un día de furia, puede acabar con el prestigio logrado a punta de trabajo bien hecho durante muchos años?… para qué hablar de pastores evangélicos y sacerdotes católicos con los eventos públicos vergonzosos de los últimos años. La reputación corporativa es algo con la que tenemos que convivir diariamente desde que entramos al siglo XXI. Hoy nadie ni nada se salva de ser observado, aplaudido o cuestionado en las redes sociales, en los medios, en la calle. Todos somos públicos.

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El hablar de conciencia ambiental por ejemplo, no es algo que se diga de la boca para afuera en el emprendimiento más humilde del que te puedas acordar. No. Tienes que ponerlo en práctica. Trabajar en eso de verdad. Conseguir el sello de sustentabilidad, el de calidad, el de procesos limpios… cuanta cosa esté al alcance de tus esfuerzos. Reciclar, gestionar el uso de deshechos, de agua, de energías limpias, proteger animalitos, es algo no solo por lo que la gente, tu cliente o tu grupo objetivo “te premia”, sino que lo da por sentado y sin duda, perfectamente ir contra esas tendencias puede destruir tu negocio de un golpe. Hay ejemplos evidentes regionales. Si no me crees, pregúntale al empresario gastronómico de Concón que se le ocurrió hablar contra las mujeres en tono de burla. Lo hicieron pebre. Literalmente. El mundo hace rato que se subió a ese buque. Y entre todos tenemos que eliminar el plástico de nuestros mares. ¿O tú no compartes esta idea acaso?.

El no seguir la corriente de los tiempos, con temas candentes como el feminismo y todo el muy merecido y necesario empoderamiento de la mujer en los últimos años, entre muchos otros temas en boga, hace que a los ojos de todos estés remando para el otro lado. Y te saldrá caro en algún momento. El no sensibilizarte y capacitarte tanto tú como los trabajadores en tu emprendimiento con la migración, el racismo, la discriminación, la cultura de género, te hace quedar fuera de los grandes temas de estos últimos tiempos. Y tu negocio, ese emprendimiento que tanto te ha costado sacar adelante, tarde o temprano sufrirá las consecuencias. El mundo cambió y eso no tiene vuelta. Y sin duda cambió para mejor. Ahora se valora el respeto.

Que tu reputación corporativa tenga que ver con las políticas internas que pones en práctica, con los intereses de tu emprendimiento, con cómo te relacionas con tu comunidad, qué estás haciendo por tu entorno y en definitiva por tu planeta.

Hoy, todo emprendimiento necesita tener una reputación corporativa sólida y por cierto gestionada (pero que se note poco). ¿Qué significa esto?, que tu asesor en comunicaciones, tu gestor de contenidos, tu community manager releve, ponga en valor, comunique lo bueno de tu negocio con harto tino. Lo que estás haciendo por tu barrio y por tu entorno, por el medioambiente y por las causas sociales, sin necesariamente que se lea “mira que soy choro, mira lo que hago, mira lo que tengo”. No, al contrario, ponlo en práctica y visualízalo en especial a tu grupo de interés. Las comunicaciones no son un punto al final del párrafo, son casi el 50% de lo que necesitas para que tu proyecto vaya viento en popa. Hay cientos de publicistas, diseñadores y periodistas entrenados que pueden hacer perfectamente ese trabajo. Con buen gusto. Con tino. Creíble, recordable, imitable. Consíguete uno y escúchalo.

Que tu reputación corporativa tenga que ver con las políticas internas que pones en práctica, con los intereses de tu emprendimiento, con cómo te relacionas con tu comunidad, qué estás haciendo por tu entorno y en definitiva por tu planeta.

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